Déjame disfrutar de tu desnudez,
De ese cuerpo a medio terminar,
Torneado por la arena del tiempo,
Por los días fantasmas que en ti
no han de pasar.
Deja que las hojas intocables caigan,
En las horas que giran en nuestro
alrededor,
Esa es mi visión, mi recuerdo de
ti,
Todo un diamante en el carbón.
Porque no hay edad para tu alma,
Porque todo en ti está bien,
Siempre simple y eterno,
Naciendo de la inocencia brutal.
Me atrapas, me liberas, me haces
soñar,
Nublas mi mente y te vuelvo a
recordar,
Todo el tiempo irrumpiendo en mi
mente,
Sin importar a donde vaya,
siempre has de tirar.
Tú, sangre joven fuente de
eternidad,
Permíteme formar junto a ti un
imperio,
Algo parecido al amor,
Pero más victorioso.
Formemos algo más que sincero,
Más allá de la inocencia,
Y de toda sombra que rodean mis
brazos,
Para que puedas sentir como va
naciendo,
Este imperio donde la atracción
que siento por ti,
Es demasiado fuerte.
¿Puedes sentirlo?
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